Día del Libro y de la Lengua Española
El 23 de abril no es una fecha cualquiera. Es el día en que el mundo celebra el poder de los libros, el lenguaje y la lectura. En 1995, la UNESCO proclamó esta fecha como el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, en honor a tres grandes escritores que murieron en 1616: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Curiosamente, aunque todos fallecieron el 23 de abril, lo hicieron bajo distintos calendarios. Cervantes y el Inca Garcilaso murieron según el calendario gregoriano, mientras que Shakespeare falleció el mismo día, pero según el calendario juliano, lo que hoy equivaldría al 3 de mayo. Más allá de las fechas, este día busca —como dice la UNESCO— “valorar las irremplazables contribuciones de quienes han impulsado el progreso social y cultural de la humanidad” y fomentar, especialmente entre los jóvenes, el placer de la lectura.
También celebramos en esta fecha el Día de la Lengua Española, reconocido desde 2010 por la ONU, la efeméride recuerda la muerte de Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha, la obra más emblemática de nuestra lengua. Además, este mismo día se conmemora también el Día de la Lengua Inglesa, en honor al nacimiento y muerte de William Shakespeare, cuyas obras siguen siendo parte del repertorio literario universal.
El español es una lengua viva, en expansión. Más de 495 millones de personas lo hablan como lengua materna y se estima que en 2050 Estados Unidos será el país con más hispanohablantes del mundo. En cinco continentes, desde Guinea Ecuatorial hasta la Isla de Pascua, el español sigue siendo un puente de comunicación, cultura e identidad. Y su presencia seguirá creciendo: en 2030, se estima que el 7,5% de la población mundial hablará español.
Ahora bien, más allá de las cifras y las fechas, leer sigue siendo, para muchos de nosotros, un acto íntimo y transformador. La lectura ha sido y sigue siendo un camino hacia viajes profundos. Nos lleva a lugares que no hemos visitado físicamente, pero que recorremos con la mente, la pasión y la imaginación. A través de las palabras, nos conectamos con lo humano, con lo histórico, con lo que sentimos y con lo que podemos llegar a ser.
Los libros son parte del acervo cultural inmaterial de la humanidad. Son memoria, desarrollo, evolución. Son testigos del pensamiento y transmisores de saberes que, sin ellos, se perderían. En cada época, en cada sociedad, los libros han estado ahí: enseñando, resistiendo, acompañando.
¿Cuántas veces una historia leída nos ha salvado un mal día? ¿Cuántas veces una frase nos ha sacado una sonrisa, nos ha hecho pensar distinto, nos ha motivado a actuar? La lectura puede cambiarlo todo. No es solo información: es consuelo, es impulso, es sentido.
Y hoy, leemos en todas partes. En libros físicos —con ese placer único de pasar las páginas con los dedos— y también en ebooks, en blogs, en redes. Lo importante no es el formato: es la conexión que se genera. Leer, en cualquier forma, es aprender, es crecer, es estar despierto.
Leer también es libertad. Nos ayuda a pensar por nosotros mismos, a cuestionar, a imaginar otros mundos posibles. Nos forma como ciudadanos y nos conecta con otras formas de ver la vida. Nos hace más humanos.
Para mí, la lectura ha sido y sigue siendo mi guía. Es mi trabajo, mi pasión y mi forma de aprender a diario. Gracias a ella, mi manera de ver el mundo cambió. Y por eso escribo esto: para invitarte a leer, a releer, a descubrir tu propia historia a través de otras.
Siempre hay un libro, una frase, un autor o una historia esperándote. No importa cuándo ni dónde: ahí está, lista para encontrarte.
✍️ Escrito por César Ferrer
📌 Fundador de EduInnova360, investigador y pedagogo especializado en educación creativa y emprendimiento.
Con más de 18 años de experiencia en Ciencias de la Educación, es también bloguero, podcaster y autor, creando contenido para impulsar el aprendizaje innovador y el desarrollo profesional.
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